lunes, 12 de marzo de 2012

Capítulo 4 y un cuarto y un poquito mas: Coco, cintura de avispa.II parte

Una vez en su habitación, Coco se tumbó sobre su cama recostándose sobre el costado y mirando el espejo que tenía enfrente.
Su cabeza no dejaba de imaginarse vestida con él. -Tan sólo unos pequeños centímetros menos y sería mi vestido, -decía mientras sus pequeñas manos estrujaban un pequeñito pliegue de piel de su cintura.
Coco desde muy pequeña siempre había destacado por su particular belleza. Su color de piel ébano y esos grandes ojos verdes siempre llamaron la atención. Fue adoptada por Zinta y Claus cuando apenas contaba con 6 lunas, ellos no podían tener hijos y la llegada de Coco fue para la pareja el mejor regalo de la vida.
Zinta trabajaba en su pequeño taller de costura en la aldea y Claus en la tienda. Siempre fueron una pareja bien querida y los trabajos y vestidos de Zinta eran admirados por todos los habitantes de Los Minimundos.
La pequeña Coco vivió su infancia rodeada de telas, botones y cintas. Fue la modelo de Zinta en algunas ocasiones, siendo para la aldea la niña mas coqueta de todas las niñas.
Cuando alguien iba a la tienda " El Telar" no podía marcharse sin ver a Coco. Entre tules, sedas y linos fue como Coco fue haciéndose un poquito mayor pero sólo un poquito más.
Su gran sueño poder llegar a vestir esos maravillosos vestidos que a su madre le mandaban hacer. De todos era bien sabido que las manos de Zinta eran capaces de confeccionar los trajes y vestidos mas finos y delicados de todo el país. Aunque había noches que a través de la ventana del taller todavía se le veía trabajando, ella disfrutaba haciéndolo.
Esos vestidos serían llevados por señoritas de gran belleza por las cuales Coco sentía verdadera admiración.
Señoritas delicadas que paseaban y lucían sus prendas como nadie podía hacer mejor y nuestra pequeña amiga quería ser como ellas.
-Tal vez si apretara uno de esos corses de hojas que utiliza mamá para algunos vestidos pudiera ser mio. Tal vez si anudara a mi cintura varios cinturones de raíz de roble pudiera ser mio. Tal vez si hoy no cenara pudiera ser mio. Tal vez si en vez de desayunar mañana lo de siempre cambio mis alimentos... tal vez pudiera ser mio.
La cena sobre la mesa ya indicaba que era hora de sentarse a conversar. Claus bebiendo un vaso de agua preguntó a su niña : -¿Qué tal ha ido con los chicos Coco? -Bien papá, -contestó la niña mirando el plato de rica ensalada que tanto le gustaba. -¿Conseguisteis los disfraces? -volvió a preguntar Claus. -No, todavía no -dijo Coco con carita triste. -¿Puedo levantarme? no tengo hambre. -Zinta y Claus miraron a la pequeña. -Deberías comer algo, hoy ha sido un día lleno de emociones -dijo mamá. -No me encuentro bien -dijo la pequeña. -Bueno, ve a tu habitación y si luego te encuentras mejor baja con nosotros.
Esa noche Coco no bajó y tanto Zinta como Claus se quedaron preocupados. -Tal vez se esté poniendo malita -afirmó conforme Zinta. -Sí, tal vez sea eso -le dijo Claus.
Tal vez, tal vez, tal vez, tal vez, lo único que tal vez pasaba por la pequeña cabeza de Coco era que algo en ella debía cambiar para poder vestir ese vestido tan hermoso que estaba en aquel baúl. Lo que no sabía Coco es que lo que iba a cambiar en ella no iba a ser bueno y que tal vez no era ella la que debía cambiar. Tan sólo unos pequeños arreglos de costura de Zinta hubieran sido la solución, pero eso tardó un tiempo en descubrirlo.

1 comentario:

  1. ... ya estoy esperando el siguiente capitulo jejej! ¡Q'Monoo! jeje

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