sábado, 11 de febrero de 2012

capítulo 3: Anais y el secreto del estanque

Una vez que Margarita contó a todos cual era su plan para devolverle la alegría a Anais, estos entendieron lo que quería que viese la pequeña princesa.
Esa noche se hizo larga para nuestros pequeños amigos, esperando a que el sol dibujara de luz el país de los Minimundos. Margarita ya estaba lista para la ocasión.
Habían quedado en el mismo lugar donde día tras día se encontraban, bajo el sauce llorón, ese mismo que bautizaron siendo aún muy pequeños con el nombre de Buah.
Buah era un sauce muy peculiar, pero vamos ahora con nuestra pequeña protagonista.
Los chicos fueron llegando poco a poco, Florita y Coco, Florihontas y por último Dulce, la cual mas bien iba tirando de Piruleta que todavía ni había abierto los ojos.
¿ Estáis preparados? preguntó Margarita. ¡Sí, lo estamos! dijeron los chicos. Pues...¡vamos!
A paso rápido se dirigieron hacía el castillo donde la pequeña Anais todavía dormía. Margarita empezó a silbar debajo de uno de los ventanales que daban al valle. Aquel silbido despertó rápidamente a la pequeña princesa que con una sonrisa se apresuró a asomar su pequeño cuerpecito por el balcón.
¿Que hacéis aquí? Es muy temprano, dijo la pequeña. ¡Baja! ¡Baja rápido! dijeron los chicos.
Tan sólo unos minutos más tarde estaban de camino al estanque. La cara de asombro de Anais era permanente, mientras los chicos con una sonrisa dibujada no podían esconder sus ganas por llegar.
El murmullo del estanque se escuchaba, ya estaban allí.
Margarita se puso frente a la pequeña princesa mientras los chicos hacían un círculo alrededor de ella y sacó de su bolsillo una hoja seca donde había algo escrito y empezó a leer:
Anais, pequeña princesa de un cuento de hadas: queremos regalarte algo muy especial, no podemos devolverte a tu mamá y sabemos que ella desde alguna nube esta presente. Anais no pudo evitar las lágrimas.
Margarita continuó leyendo. Nos ha costado mucho trabajo encontrarla, pero al final dimos con ella. Todos sabemos que es única y muy especial, que puede hacerte reír y que a su lado las horas pasan sin darte cuenta. Que en los malos momentos puedes contar con ella y que desde el momento en que la encuentras tu vida deja de ser igual. Que no te imaginarias una vida sin su presencia, su mirada y sobre todo su alegría y por eso la hemos traído aquí. Firmado: Coco, Florita, Dulce, Piruleta y yo misma, Margarita.
Los chicos miraron a Anais mientras ella les preguntaba: ¿Qué personita tan maravillosa habéís encontrado? Yo quiero conocerla. ¡Así me hará reir! y si es tan especial debe ser increíble estar a su lado. ¡Yo quiero conocerla! ¡Quiero conocerla! Anais con los ojos abiertos de par en par y agitando sus pequeños brazos se dirigía a todos sus amigos y en voz alta les dijo: ¡Qué suerte tenéis! Vosotros ya la conocéis.
Margarita, señalando hacia el estanque le invitó a que se asomara a él.
El Nenúfar Azul no se perdía detalle, todas las flores que habitaban en el estanque esperaban con asombro el gran acontecimiento.
Anais acompañada por los chicos se acercó a la orilla del estanque, no podía contener la emoción y entre temor y curiosidad asomó su pequeña cabecita.
Su imagen reflejada en las cristalinas aguas del estanque pasó desapercibida mientras su inquietud y curiosidad crecían buscando ese ser tan increíble que sus amiguitos habían encontrado.
¿Dónde está? ¿Vive en el agua? preguntas y mas preguntas hacia nuestra pequeña princesa y de repente Margarita y los chicos le contestaron. ¡Eres tú! Esa que ves reflejada en el agua es el ser especial y maravilloso que queremos en nuestras vidas, la que nos hace reír, la que siempre está ahí, la más bonita princesa de cuento de hadas. Mírate, ¡eres tú!
Anais, dijo el Nenúfar Azul, eres el reflejo de todo lo que tus amigos han dicho. No hay nadie ni buscaron a nadie porque ya lo tenían, tenían a alguien verdaderamente especial y único y esa eres tú.
Anais abrazó con sus pequeños bracitos a todos sus amigos. Entre sollozos y risas le dejaron bien claro a la pequeña princesa que para ellos era el ser más especial que habitaba el país de los Minimundos y que nunca, nunca dejarían que la tristeza se acercara a ella.
Anais,la pequeña gran princesa
Mientras, arriba, entre las nubes y sin que los chicos se dieran cuenta, se escucharon unas risas...y un pequeño murmullo le dijo a Margarita : gracias. Ella sonrió.
Y así fue como Margarita descubrió que por una vez, el mejor regalo que podía hacer y que no cabía en ningún lugar era demostrar el valor de una pequeña gran princesa y que ella descubriera que realmente así era.
Desde ese día la mirada de Anais pasó a tener un brillo muy especial y la alegría se dibujaba en su carita. Tenía algo que pocas princesas de otros cuentos podían conseguir, verdaderos amigos y eso para ella era su mayor tesoro.

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